La foto cutre del título está apañada con el Paint, pero así se queda hasta que recupere mi ordenador (madreeeee, cuándo será eso...) y pueda hacer algo en condiciones con Photoshop (cortesía de mi mentora Lazarillo woman).
Por fin es viernes y hoy toca siesta porque menuda semanita llevo.
Esta semana he descubierto un poco más la noche habanera y la verdad es que no decepciona. Aunque los sitios cierran bien pronto, el ambiente en general es estupendo. Aquí los chicos no se cortan un pelo y bailan tanto o más que las mujeres, lo que tiene como consecuencia que nadie se sienta y la fiesta se va contagiando de unos a otros.
El miércoles pude ir a una fiesta universitaria. En la fila, las tres españolitas calladas para tratar de pasar por cubanas y una vez dentro, a bailotear.
Aquí estoy con Natacha y Ana. La primera es profesora de Derecho en la Universidad de La Habana (la lianta en este caso) y Ana trabaja en la Embajada y está como un cencerro...
Y os presento también a Ángel, Orestes y X (llamémosle así porque no me acuerdo de su nombre)
Y ella es Zaida, una galleguiña también becaria pero de la Embajada:
La entrada se paga en pesos cubanos pero, cosas de la vida, las consumiciones se abonan en CUC. 1 cerveza = 1.5 CUC = una décima parte del salario mensual de un cubano. Durante los primeros momentos la pista está totalmente vacía hasta que los altavoces empiezan a escupir el regetón. Inmediatamente la pista se llena de parejas, aquí se baila bien pegado. Corre la cerveza y el ron (en tetrabrik, para evitar altercados)y sube la temperatura. Buen rollito, mucha alegría y mucho baile. Hay que acostumbrarse al mogollón, no sentirse ofendido por los empujones, relajarse y disfrutar... Porque eso es lo que hace el cubano en las fiestas: DISFRUTAR
Lo pasamos de maravilla, nos acostamos tarde y al día siguiente a trabajar. Pero mereció la pena...
Anoche fuimos a cenar a un paladar precioso y de comida muuuuy buena acompañados de auténtico son cubano. A mí es algo que me encanta, pero para la gente que ya lleva mucho tiempo resulta incluso molesto, porque en todas partes hay un grupo que te canta y te pide unos pesitos. En fin, desde mi humilde punto de vista, cenar con Yolanda o Chan Chan de fondo es un lujo.
Después a un pub donde pudimos escuchar a un chico que clavaba a Sabina totalmente (Metro, te habría encantado, claro), un poco de bailoteo en otra discoteque y al hogar.
Hoy el día se está haciendo largo, pero me relajaré mañana buceando en Varadero, jejeje. El domingo picnic en el parque Lenin y lunes otra vez...
Pasan los días en La Habana y ¡¡¡yo con estos pelos !!!!