domingo, 22 de junio de 2008

Por aquí...

Llegué ayer a las Españas.

Boca abierta, sonrisa de oreja a oreja y un no parar.

(y echando de menos mi segundo hogar...)

Mañana para Cabrejas, a ver a mis yayos. Por la tarde para Soria y ¡el miércoles empiezan los sanjuanes! En cuanto me quiera dar cuenta estoy de vuelta (Ignacio, Jorge, que vuelvo el día 30, ¡aún me quedan 3 meses de mi Cuba!)

Besos para todos desde el otro lado del Atlántico :D

viernes, 20 de junio de 2008

Sensaciones

Han pasado 238 días, vamos, casi 8 meses. Nunca había estado tanto tiempo lejos (y tan lejos) de casa. 8 meses pueden no parecer mucho tiempo, pero puede ser un instante o una eternidad, dependiendo de las experiencias que los cimienten. En principio mi intención era estar el año entero, no volver hasta la definitiva en octubre, pero hay cosas que tiran más. De repente un día (que no fue el mejor de todos) me dije que me hacía falta, que tenía que ir para allá, aunque lo que me queda por aquí es más bien poco.

Y ha llegado el día. En 10 horas me subo a un avión con rumbo a España.



España… ahora tengo la sensación de que voy a un lugar extraño, es como cuando vine para acá, pero al revés. Es que uno piensa en los olores, en los sabores, en los colores y resulta que mi pituitaria, mi lengua y mi vista se han acostumbrado a otros muy distintos. El tiempo ha ido corriendo en este lugar que, además, es absorbente de por sí, que te engancha y te atrapa en su realidad y te hace sentir no en otro país, sino en otro planeta. Sí señor, esto es un planeta diferente pero metido dentro de la órbita terrestre e instalado en el Caribe.

Me siento extraña. Pienso con emoción en caras conocidas, en calles por las que he pasado miles de veces, en lugares que conozco de memoria y parece como si lo fuera a descubrir todo de nuevo. Qué guay, me hace tantísima ilusión ir a España…

Quizá el momento que espero con más interés es volver a ver a mis abuelos, que el lunes tendrán de nuevo a su nieta para la comida aunque ellos aún no lo saben, jeje…



Llevo cinco días haciendo la maleta y aún no la he terminado. Es tan especial este viaje que tengo la sensación de que seguro, seguro, me voy a dejar algo, así que me niego a cerrarla hasta el último instante.

Por eso, esta noche me meteré en el avión, nerviosita perdida, como una niña pequeña y empezaré a descontar las horas y los kilómetros uno a uno, hasta que llegue. Y cuando llegue, en cuanto salga a la calle voy a tomar aire bien fuerte, como si no lo hubiera hecho nunca, que me llene y me recorra y me recuerde que estoy en casa de nuevo.

Me puedo enrollar más, pero me estoy dando cuenta de que en realidad no encuentro la forma de explicar bien lo que siento al pensar que vuelvo a casa ¡como en el anuncio de los turrones!.

En fin, ¡qué año! ¡qué experiencias!... (creo que puedo aventurarme a decir que vino una xikinina y se va a ir otra muy distinta) ...

miércoles, 18 de junio de 2008

Para el que tuviera dudas...


Para el que las tuviera, la prensa, radio y televisión cubana nos las despejó en los días de ayer y hoy.


Sigue aquí y hemos podido verle otra vez


Por supuesto, reflexionando y opinando sobre temas de repercusión y relevancia internacional con los compañeros de patrias vecinas y hermanas.







Pues eso...

Empiezan las despedidas

Las odio.

Me he despedido ya muchas veces. Las más cercanas: Alcalá, Hamburgo, Teruel, Madrid… pero empecé desde bien pequeñita a coger experiencia en el tema.


Todos los veranos, desde los 7 años, esperaba con ansia la llegada del (o los, dependiendo del año) campamento de verano. Pasaba quince días o un mes rodeada de gente, al principio extraña y al final casi de la familia. En Salduero el primero, pero luego llegaron El Saler, Cangas de Onís, Viérnoles, Sanabria, Gredos, Benicarló, Bragança, New Jersey y un montón de sitios y mis sufridos padres se acostumbraron a ver el famoso ritual del último día: niños abrazados, negándose a soltarse los unos de los otros, lágrimas de auténtico desconsuelo, escenas de la más pura telenovela venezolana, dame tu dirección, escríbeme, no te dejaré de escribir jamás, tú eres mi amiga para toda la vida, no te olvidaré nunca, ¡oh, por dios no puedo separarme de vosotros!.

No sé qué pensarían los pacientes padres que observaban la escena y nos separaban poco a poco, nos metían al coche, nos daban un abrazo y con mucho cariño nos decían tranquilos, que os podéis escribir por correo (¡postal!), ya os veréis al año que viene. Ellos sabían que eso era mentira, pero nosotros no. Yo de verdad creía que al año que viene me volvería a juntar y volvería a ver esas caras, que quedaríamos todos juntos y repetiríamos el mismo campamento, en otro momento, en otro lugar. Pero el año siguiente llegaba y todo volvía empezar. Otra vez gente extraña, de nuevo el difícil comienzo y de nuevo descubrir nuevas amistades, pasarlo bien, ¡pasarlo genial!, encontrar de nuevo amigos para siempre y enfrentarse a la partida con la misma pena, pero con un añito más.

Con los años llegaba el verdadero trauma porque ¡sí! también te tenías que despedir del hombre (niño) de tu vida. ¡Oh, por Dios! eso sí que era terrible. Además, mis padres no entienden nada (claro, con trece añitos no les podías contar que estabas locamente enamorada), pero esto sí que de verdad me parte el corazón ¡Oh, Dios! y más ¡Oh, Dios!

Ahora me hace mucha gracia, me parece hasta un poco absurdo, pero la verdad es que el día de vuelta a casa siempre ha sido horroroso. Por suerte, cuando eres niño, con la misma pasión que te entregas al dolor de la partida, te entregas al olvido y te recuperas del shock, así que a los pocos días ya me veía montando en bicicleta con los amigos del pueblo, pasando las horas en la piscina y subiendo al “Pico” a merendar y reuniéndonos en la Plaza a comer pipas. Eso sí, escribiendo cartas y cartas sin parar a mis amigos “perdidos”.

De todo esto guardo un montón de cartas, muchas fotos y una colección con cientos de fotos de carné con caras que significaron muchísimo para mí hace 20, 15 o 13 años y a las que algunas, hoy, no sabría poner nombre. Pero las guardo, y con mucho cariño, porque nunca he sabido cerrar puertas (algo que creo que es muy sano)…

Y desde que salí de casa a los 18, ha habido varias despedidas. Se ven de otra forma, pero en el fondo me transportan a la misma chiquinina que cogía la rabieta y lloraba desconsolada en el asiento de atrás del coche.

Y todo este rollo viene a que, esta noche, la Peña Pollopiña en pleno tuvo a bien asistir a la cena de despedida del primer españolitoenlahabana que nos deja. Inevitablemente, esta despedida me hace pensar en la que más me va a costar de todas, que es la mía. Quedan algo más de tres meses para que llegue pero sólo de pensarlo se me mete, como diría Talío, una basurita en el alma. Ya la he limpiado, que aún no es tiempo de lloros ni de hacer maletas, pero no he podido evitar verla venir y ponerle mala cara.

De todas formas, siempre trato de consolarme de alguna forma pensando que lo mejor que te puede pasar al despedirte de un lugar (y de la gente que hace ese lugar) es sentir una profunda pena, pues es sinónimo de que ahí has sido feliz.

Así pues, al puzzle que compone mi vida cubana le falta ya una pieza: ese apuesto y gallardo salmantino de nombre José Ángel que tan bien ha cuidado de estas damas.



¡Mucha suerte, compañero! Te echaremos mucho de menos, ya tú sabes…


viernes, 13 de junio de 2008

Para darle color...

No me gusta actualizar solo con texto, que queda un poco soso. Así que, hoy añado una entrada más para alegrar un poquito el blog.


Aprovecho de nuevo el cumple de María, pero esta vez con el regalo que nosotras le hicimos: ¡el auténtico Almanaque de las Pollopiñas! (este apodo tiene una explicación ¡de veddá!, pero es que es laaaaarga y extraña, jeje). Inspirado en la obra y arte de Talío, claro...

Pues ahí va:

Miss junio, la honorable cumpleañera guapísima en las Terrazas (¡y eso que acababa de encontrarse con una rana toro!)

Miss julio. Que no tienes cara de bruja ¡petarda! Estás estupendísima..

Miss agosto, que como lleva aquí un par de meses por lo menos, ya se coge hasta la banderita y todo
Misses septembreras: Mari-ano, Marimaría y una negra zumbona (se fue la mano con el contraste)



Misses de octubre paseando por la orilla del Caribe en actitud bucólica...


Miss noviembre, que habla por sí sola: ¡tremendo mangón!


Misses navideñas de diciembre ¡más majas que las pesetas!

Miss Enero tan sexy como siempre

Miss Febrero, la más fotogénica(un coñazo, salía bien en todas...)


Las Misses de marzo, ataviadas para una fiestera ocasión...


Misses y Misters Abril ¡siempre en el meollo!


Miss mayo. Esta pobre ha dado mucha guerra ¡ni una foto en la que salga bien, oiga!

Y para terminar pongo a otra Miss junio, pero esta de otra pasarela. Porque mañana se nos casa ¡por fin! con el hombre a unas chafas pegado, jejeje... Otra a la que falto, pero bueno, ya sabes que os mando mil besos desde aquí y que espero que todo salga estupendo. Pulularán todas las gallinas sorianas por ahí y me pondrán al día de los marujeos, por eso no te preocupes, jejeje...

¡¡Vas a estar guapísima y os deseo todo lo mejor Davinio!!!



Y ya está, ¡FELIZ FIN DE SEMANAAAAAAA!

Deseos para todos


No lo he podido evitar. Con el permiso de la homenajeada y para promocionar al autor, os pongo a continuación los deseos de Agnay para María. Qué cosa más bonita...

¡Yo también los quiero para mí!

Te deseo que ames y que amando seas amado. De no ser así, sé breve en olvidar y después no guardes rencores.

Deseo que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.

Te deseo que tengas amigos, e incluso malos, que sean fieles y que al menos haya uno en quien confiar sin dudar.

Te deseo tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, para que, a veces, te cuestiones tus certezas. Y entre ellos haya al menos uno que sea justo para que no te sientas demasiado segura.

Te deseo que seas útil, mas no insustituible. Y en los momentos malos, cuando no quede nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.

Te deseo que seas tolerante: no con los que se equivocan poco (eso es fácil), sino con los que se equivocan mucho.

Te deseo que siendo joven no madures deprisa. Y ya madura, no insistas en rejuvenecer, que siendo viejo no te dediques al desespero.Cada edad tiene su placer y su dolor.

Te deseo que seas triste. No todo el año, sino apenas un día. Pero que ese día descubras que la risa diaria es buena, que la risa habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras con urgencia, por encima ya pesar de todo, que existen seres oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices.

Deseo que plantes una semilla, por más minúscula que sea, y la acompañes en su crecimiento para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.

Te deseo que tengas dinero y que por lo menos una vez por año lo pongas frente a ti y digas "¡esto es mío!". Solo para que quede claro quién es dueño de quién.

Te deseo que ninguno de tus afectos muera, pero si muere alguno, que puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo que siendo tú, mujer, tengas un buen hombre. Y cuando estéis exhaustos y sonrientes, que hablen del amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar no tengo más nada que desearte sino….QUE SEAS FELIZ…

Impresionante ¿no?

Yo solo se, que el mundo es muy grande y también muy pequeño y que está muy lleno de gente, y que hay un montón de esa gente que hace que merezca la pena estar lejos de casa y añorar muchas cosas. Aquí, por suerte, cada día nos vamos dando cuenta de eso... ¿verdad María?

miércoles, 11 de junio de 2008

Libertad de expresión. Cuentos ( = chistes) de cubanos



¡Mihemmano, disen que los cubanos no tenemos libertad como los americanos!. Pues claaaaro que la tenemos, un americano se puede parar en cualquier esquina y hablar miedda de Bush. Pues un cubano también, un cubano se puede parar en cualquier esquina y hablar miedda… de Bush...



En estos días, con la crisis mundial alimentaria, un encuestador va por el mundo haciendo una encuesta. Se encuentra con un alemán y le dice: usted ¿qué opinión tiene de la escasez de alimentos? Y el alemán, extrañado, contesta: ¿escasez?. Se encuentra con un africano y le pregunta: usted ¿qué opinión tiene de la escasez de alimentos? Y el africano, sorprendido, le contesta: ¿alimentos?. Se encuentra finalmente con un cubano y para completar su encuesta le pregunta: usted ¿qué opinión tiene de la escasez de alimentos? Y el cubano le mira boquiabierto y le dice: ¿opinión?



Ahora están diciendo que al año que viene en Cuba “vahaberdetodo”. De todo¿de qué?. No, que va a verde todo, que van a poner de verde(olivo) todo.



Tomándose la vida con humor, las cosas feas son un poquito menos feas…

lunes, 9 de junio de 2008

Fin de semana completito

Desde el jueves por la noche tengo visita. Han venido Tiki y Noelia y hay que apurar, ya que solo van a quedarse cinco días.


Por eso, el viernes en cuanto salimos del trabajo nos fuimos a comer pollito asado, tostones y arroz con frijoles y rápidamente nos pusimos en camino hacia Viñales.

No estábamos solos, nos acompañaban las otras dos Marías y dos amigas suyas -tremendos fichajes-, Marta y Mar.

Carretera y manta.

Llegamos al atardecer al Valle de Viñales, precioso lugar a cualquier hora del día, pero un poquito más especial si cabe al atardecer. Tuvimos la suerte de llegar a la puesta de sol, así que nos pedimos una Bucanero y brindamos al calor y al color de semejante estampa. Llegó la noche, fuimos a cenar, risas y cachondeo y después unos bailecitos para no olvidar que estamos en el país del son y la salsa. Por supuesto, no pudo faltar el reggaeton cubano, del que las Tres Marías podemos considerarnos ya auténticas y apasionadas fans: ¡nos sabemos todos los estribillos!

Hicimos noche en un hotel encantador. Pequeños bungalows y casitas mimetizados con un entorno de vegetación exuberante, verde, enorme, preciosa, junto a la famosa Cueva del Indio.
No faltó el despertador natural: un par de gallos tocapelotas que a las 6 de la mañana empezaron con el recital en la mismita puerta del bungalow -solo les faltó llamar al timbre a los jodíos- en el que yo dormía felizmente con Marta(también denominada Malta). Tras diez minutos de serenata, cual energúmenas, en paños menores y armadas con lo que encontramos en el suelo, salimos decididas en busca de los adorables animalitos dispuestas a hacer un guiso de pollo… No se preocupen, que finalmente las aves cantarinas salieron victoriosas e ilesas de la batalla. Tras la aventura animal, desayunamos y nos montamos en los carros con rumbo a Cayo Jutías (Jutía= rata gigante -giganteeeee-). Por el camino hicimos parada obligada en el Mural de la Prehistoria (que no prehistórico, para decepción de algunos que esperaban encontrarse con las cuevas de Altamira cubanas).
El viaje hasta el cayo, unos 50 kilómetros de carretera estrecha y no muy buena, transcurre entre enormes palmeras, praderas de un verde intenso, pinos, ceibas, campos de maíz (aún no está sembrado el tabaco) y un montón de estampas auténticamente cubanas.

Para acceder al Cayo Jutías, hay que hacer uso de un pedraplén, que si bien no es tan largo como el de Cayo Santa María, sí es quizá más bonito, ya que es más corto y más estrecho y da la sensación de ser más “natural” (todo lo natural que puede ser un camino de piedra y alquitrán).
Lo bueno de esta pequeña islita es que no tiene ningún hotel ni construcciones similares.
Sólo un ranchón en el que comer (no muy bien, por cierto) y un bar para que no falte la Bucanero.
Allí estuvimos disfrutando de la playa, de arena finita y blanca, de un agua verde azulada y de un sol aparentemente inocente.
Resultado: ciertos cuerpos de color rojorubí o coloraocangrejil y Ays! Uys! Jolinesporquénomehabréchaomáscrema.

Aún nos quedaba la mitad del fin de semana (esto quiere decir que sigo, jeje), así que de nuevo cogimos carretera con rumbo a las Terrazas, un paraje Reserva de la Biosfera que han sabido convertir en un centro turístico con mucho acierto.
Sin enrollarme, sólo decir que el entonces (años 60) ministro de Turismo, Osmany Cienfuegos, decidió proponer a los guajiros que vivían esparcidos por la Sierra del Rosario crear una Comunidad dedicada a los servicios turísticos en la zona. A aquellos que quisieron sumarse al proyecto, se les ofreció casa y un trabajo y así se construyó, por ellos mismos, un pueblo surgido de la nada, un hotel y varias instalaciones turísticas en un lugar digno de visitar.
Dicen que incluso al construir el hotel no cortaron ni un solo árbol en el lugar y es por ello que en el lobby y algunas habitaciones atraviesan los techos enormes ramas de árboles majestuosos. No se si será verdad que no se taló ninguno, parece difícil, pero yo sí diría que todo está hecho con mucho respeto al entorno y que es un lugar que te permite sentirte en contacto pleno con la Naturaleza.
Este medio, un restaurante vegetariano y ecológico de 10, mucho buen rollo y un poquito de marchita por la noche y no tuvimos más remedio que pasárnoslo como enanos (para mí eso es fácil, jeje) y disfrutar (cómo me gusta esta palabra…) de muchos buenos momentos.

Como el fin de semana estaba siendo estupendo, lo quisimos alargar desesperadamente, así que de nuevo al carro, de nuevo carretera y para La Habana, que María nos esperaba con su fiesta de cumpleaños. Bucanero, Cristal, mojito, empanada, bocaditos de jamón y queso, charla, qué tal el finde, muy bien y el tuyo, los chicos con su guitarra y sus voces impresionantes, un poema dedicado con deseos para María, que nos pone a todos los pelos de punta, risas, cante jondo, baile flamenco, Carlota, una “presi” nada seria, más risas, puyapacápuyapayá, el güevito y el cojonsito, el pollopiña presidiendo la mesa y la 1.30 de la madrugada… vámonos, que mañana hay que madrugar.

Yo creo que deberían alargar un par de días los fines de semana ¿no?

miércoles, 4 de junio de 2008

A vista de pájaro… indiscreto

No te metas el dedo en la nariz, no te arrasques con saña el trasero, no te coloques el sujetador ni te mires en los escaparates porque siempre hay un ojo indiscreto que desde alguna perspectiva insospechada te escruta y opina ¡o hasta te hace fotos!




(....Observadores observados....)
Y si no… ¡qué leches! Relájate y disfruta y cuando hagas alguna de estas cosas sonríe y saluda, sólo por si acaso…