Hoy actualizo para despedir a las 3 pobres huerfanitas, que vinieron buscando acogida y la encontraron en el regazo de las pollopiñas.
Estas 3 locas:
Estas 3 locas:
Ana
Cristina
Patricia (lo siento nena, no tengo ninguna en la que salgas tú solita)
Nos han dado muchos ratos buenos y muchas, muchas risas.
Han venido, lo han pasado bien y han disfrutado de todo, como debe de ser. Y ahora, de vuelta en España, estarán echando de menos el solete y los mojitos multitudinarios en el Nacional, aunque solo sea por un par de días. 
Ya sabéis, compañeras, que os echaremos de menos y que estáis invitadas a volver cuando queráis ¿eh?
Y este fin de semana parece que será tranquilo, tras quince días de locura y no parar, iremos a la playita, saldremos un poquito, cenaremos bien y descansaremos nuestros cuerpos serranos, que faltita les hace. Todo esto, pasando esta tarde por una sesión de modelaje, corte, confección, peluquería y gallinero en estado puro para ponennos guapas para selebrar con nuestros compatriotas el Día de las Fuerzas Armadas anca’l Embajador.
Que todo el mundo tenga un buen fin de semana y lo disfrute ¡he dicho!
Ana, o también llamada "la otra xikinina" 
y el espontáneo Fahrad(creo que se escribe así, sorry)que se enteró de que saltaba a las 9 de la mañana...
Los tres, a pesar del cague y el "lo hago, no lo hago" de las primeras horas, le echaron un par y se unieron a la experiencia. Saltaron en el primer vuelo y, mientras tanto, el resto esperábamos en el aeropuerto (sensación bastante familiar, por cierto) 
y pudimos observar la frenética actividad de los empleados de esta nuestra segunda casa. Ya sabéis que aquí no hay paro, todo el que quiere trabaja aunque no sea, digamos...mmm...eeeee... muy necesario que se diga: 
Y de repente se abrió la puerta del avión: Escalofrío... nervio.... algo que sube por la garganta, ¡madre mía!, grito, me callo, me quedo sin palabras, no ¡qué coño! escupo cantidad de palabras que me vienen a la mente, vuelvo a gritar, silencio otra vez, ¡Zaidinha tíaaaaa, que vamooooooos!, nos damos la mano, hacemos el saludo (unidos forever por la amistad y el salto, compañeros) y salta Gelasio, y le doy la mano a Zaida, y salta Abel, y va Jozemanué, y ya no se quien salta, y solo quedo yo, y un compañero se cuelga por la parte exterior del avión para grabar el salto y nos toca, tranquila que va a salir bien y nos ponemos en el borde, ya llega, ya vamos, SALTAMOS, GRITOOOOO, velocidaaaaaaaad
Nuestros camareros de moda
Marujeo…
Risas…
Baile…
Sin comentarios…
Yooooo soooy sesi, sesi,sesi…
(Yo también soy sesi, ¿que tú crees?)
Vino hasta mi Carmelito FDRLF(fan del reggaeton latino feliz), puntual y recién llegadito de Roma
Y ahora sí pasamos página. Se pasó el cumpleaños ¿dónde celebraré el siguiente? Mmmmmm, a saber…
Conocemos que el objetivo central del Callejón de Hamel es brindar arte creador al pueblo, revitalizando esta callejuela olvidada por el tiempo y por la ciudad, convirtiéndola en una verdadera Galería de Arte, donde el propio barrio forma parte indisoluble de una creación única en su género, en el país y en el mundo.
Hay predominio de los colores vivos como el rojo, y las formas de estilo cubista, surrealista y expresionista. En el Callejón sorprende todo, las pinturas de los edificios de vecinos de hasta 4 plantas, con las paredes multicolores, los bancos para sentarse fabricados con materiales en desuso que se reciclan y otros elementos muy originales e irrepetibles. 
A González no le asusta que lo cataloguen de kitsch y sueña con extender la obra por todo el barrio hasta convertir a Cayo Hueso en un templo de la cultura negra rica por su variedad y colorido. 
El Callejón debe su nombre a uno de sus primeros pobladores, el señor Fernando Belleau Hamel, un norteamericano de origen franco-alemán sumado a la historia de Cuba cuando el barrio puso su nombre al Callejón, debido a su generosidad con los vecinos y con los trabajadores de su negocio.
Para nadie es una novedad que en Cuba bailan hasta las piedras. (...) Para llegar nos sirve de guía el rumor de una ensordecedora percusión o melodiosas canciones, entonces descubrimos una especie de fiesta a cielo abierto llena de espectadores y donde todo el mundo baila. Todo se vuelve resonar de tambores, movimientos sensuales de los cuerpos y sin importar la edad, los presentes disfrutan a la vez que amplían su horizonte cultural.
