Se trata del Universo Naïf y fantástico de Salvador González Escalona, también concido como el Callejón de Hamel.
Me encantaron los colores y el ambiente...
No lo pude ver mucho, porque mis chicos panameños nos dejaban ya y había que ir al aeropuerto, pero aproveché para hacer unas fotillos y para prometerme que, sin duda, volvería en otro momento.
Pongo a continuación algunas notas tomadas de la publicación Trabajadores (en su versión digital), para que sepamos más o menos lo que es y de dónde viene:
La peculiaridad de este sitio empezó en 1990, cuando Salvador González Escalona (pintor, escultor y muralista cubano) se detuvo frente a la deteriorada fachada de la casa de un amigo y decidió comenzar a cambiarle el rostro al barrio. Uno a uno fue pintando murales que cubrían toda la altura y el ancho de cada casa, los edificios y hasta los tanques de agua, de manera que parecen imbricados en un continuo de imágenes que remiten a las religiones afrocubanas.
Conocemos que el objetivo central del Callejón de Hamel es brindar arte creador al pueblo, revitalizando esta callejuela olvidada por el tiempo y por la ciudad, convirtiéndola en una verdadera Galería de Arte, donde el propio barrio forma parte indisoluble de una creación única en su género, en el país y en el mundo.
Hay predominio de los colores vivos como el rojo, y las formas de estilo cubista, surrealista y expresionista. En el Callejón sorprende todo, las pinturas de los edificios de vecinos de hasta 4 plantas, con las paredes multicolores, los bancos para sentarse fabricados con materiales en desuso que se reciclan y otros elementos muy originales e irrepetibles.
A González no le asusta que lo cataloguen de kitsch y sueña con extender la obra por todo el barrio hasta convertir a Cayo Hueso en un templo de la cultura negra rica por su variedad y colorido.
Para nadie es una novedad que en Cuba bailan hasta las piedras. (...) Para llegar nos sirve de guía el rumor de una ensordecedora percusión o melodiosas canciones, entonces descubrimos una especie de fiesta a cielo abierto llena de espectadores y donde todo el mundo baila. Todo se vuelve resonar de tambores, movimientos sensuales de los cuerpos y sin importar la edad, los presentes disfrutan a la vez que amplían su horizonte cultural.
Este singular sitio es la cuna del movimiento musical cubano llamado filin.
El Callejón de Hamel es algo más que baile y murales, es un proyecto de arte en la comunidad, donde los más pequeños del barrio se inician en el arte pictórico y los de la tercera edad disfrutan de la música de su época con la interpretación de sones, boleros, danzones.
En una de las coloridas paredes Salvador plasmó un poema, dedicado a nuestra raíz africana, que nadie olvida luego de detenerse a leerlo:
"Y vinieron con cantos que nadie conocía.
Cruzaron el mar con peces de madera.
Trajeron un secreto cubierto de sangre y tierra. Cantaron, lloraron, plantaron…"
2 comentarios:
Que preciosidad!!! Si alguna vez voy a la Habana, no me lo puedo perder. Con lo que a mi me gustan estas cosas!!!
Que casualidad, que hayamos hablado de construciones de colores casi a la vez! :P
Yo estuve allí!
Eso sí, pasé casi de noche y por lo que veo de día parece un sitio diferente, mucho más vivo.
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