viernes, 20 de junio de 2008

Sensaciones

Han pasado 238 días, vamos, casi 8 meses. Nunca había estado tanto tiempo lejos (y tan lejos) de casa. 8 meses pueden no parecer mucho tiempo, pero puede ser un instante o una eternidad, dependiendo de las experiencias que los cimienten. En principio mi intención era estar el año entero, no volver hasta la definitiva en octubre, pero hay cosas que tiran más. De repente un día (que no fue el mejor de todos) me dije que me hacía falta, que tenía que ir para allá, aunque lo que me queda por aquí es más bien poco.

Y ha llegado el día. En 10 horas me subo a un avión con rumbo a España.



España… ahora tengo la sensación de que voy a un lugar extraño, es como cuando vine para acá, pero al revés. Es que uno piensa en los olores, en los sabores, en los colores y resulta que mi pituitaria, mi lengua y mi vista se han acostumbrado a otros muy distintos. El tiempo ha ido corriendo en este lugar que, además, es absorbente de por sí, que te engancha y te atrapa en su realidad y te hace sentir no en otro país, sino en otro planeta. Sí señor, esto es un planeta diferente pero metido dentro de la órbita terrestre e instalado en el Caribe.

Me siento extraña. Pienso con emoción en caras conocidas, en calles por las que he pasado miles de veces, en lugares que conozco de memoria y parece como si lo fuera a descubrir todo de nuevo. Qué guay, me hace tantísima ilusión ir a España…

Quizá el momento que espero con más interés es volver a ver a mis abuelos, que el lunes tendrán de nuevo a su nieta para la comida aunque ellos aún no lo saben, jeje…



Llevo cinco días haciendo la maleta y aún no la he terminado. Es tan especial este viaje que tengo la sensación de que seguro, seguro, me voy a dejar algo, así que me niego a cerrarla hasta el último instante.

Por eso, esta noche me meteré en el avión, nerviosita perdida, como una niña pequeña y empezaré a descontar las horas y los kilómetros uno a uno, hasta que llegue. Y cuando llegue, en cuanto salga a la calle voy a tomar aire bien fuerte, como si no lo hubiera hecho nunca, que me llene y me recorra y me recuerde que estoy en casa de nuevo.

Me puedo enrollar más, pero me estoy dando cuenta de que en realidad no encuentro la forma de explicar bien lo que siento al pensar que vuelvo a casa ¡como en el anuncio de los turrones!.

En fin, ¡qué año! ¡qué experiencias!... (creo que puedo aventurarme a decir que vino una xikinina y se va a ir otra muy distinta) ...

1 comentario:

Ignacio dijo...

Epoca de cambios pequeña? Entiendo que no vuelves a Cuba, así que cerramos este capítulo. Disfruta de España, disfruta de los tuyos y llevate contigo lo mejor de la isla, como siempre has hecho.

Suerte en lo que venga. Y a seguir viviendo.

Besos!