Méxicoooooo

Todos los aviones que he cogido, todos los aviones que él ha cogido y nunca habíamos coincidido en uno.

Pues por fin llegó el momento y aunque el trayecto fue corto (45 minutos), nos subimos en un avión de Mexicana de Aviación rumbo a Cancún, a ver el Caribe desde otro lado.

Nos lo pasamos pipa, jajaja:

Tengo que decir que salimos a las 15.45 y llegamos a las 15.50, jajaja (por supuesto que el vuelo no duró 5 minutos, noooooooorrrrrr) y tras cambiar los eurines en billetes monopoly de plástico, cogimos un autobús hacia Playa del Carmen. Allí llegamos a nuestro hotel baratillo (como buena becaria) y nos fumios de paseo.

La verdad es que la zona me sorprendió mucho. Al ser tan cerca de Cancún yo pensaba que sería un destino playero tipo Benidorm, y la verdad es que si quieres te lo puedes montar muy bien. Hay cantidad de alternativas, desde restaurantes y hotelillos super monos y de todos los tipos hasta cantidad de actividades deportivas y de ocio.

Nosotros decidimos explotar los cuatro días a tope y visitamos las ruinas mayas de Tulum:

Metri persiguiendo iguana(que no se ve):

También fuimos a Chichén Itzá, más espectacular que la anterior (aunque para mi gusto más bonito Tulum)

Y nos encontramos con estos niños encantadores, que nos cantaron el himno nacional en maya (supongo que así se llama la lengua:S)

Por el camino, nos llevaron a un cenote y dimos el gran salto(jeje):

¡También visitamos Valladolid!

Y el último día lo dejamos para el parque de Xel-há. Es un parque natural que está acondicionado para realizar snorkeling, paseos por la naturaleza, nado con delfines... También se puede comer y beber a gusto del consumidor. La verdad es que ya que nos estamos cargando los ecosistemas, este me pareció unos de los sistemas más disimulados para hacerlo. Era todo lo respetuoso que se puede ser teniendo en cuenta que una vez más el hombre dispone de los recursos naturales como si fueran solo suyos. Bueno, que nos lo pasamos muy bien y que no me pareció mal del todo, de verdad...

Salimos de Xel-há por patas, aprovechando el tiempo y corriendo para llegar al autobús como siempre y avión de vuelta a Cuba.

Eso sí, todo esto de día, porque por la noche llegábamos muertos y no sabría decir si la noche de Playa del Carmen es estupenda o una patatilla, aunque por lo poco que vimos, sospecho que lo primero...

Y ayer llegó el momento de la partida. Josete y Arturo hicieron las maletas y nos dirgimos con las orejas gachas hacia el aeropuerto internacional José Martí. Cuál fue nuestra sorpresa cuando nos dijeron que ¡OH! no había plazas: Overbooking. ¡Qué bonita palabra!Un día más en La Habana, con hotel y manutención incluído y 600 euros de indemnización por las "molestias". Una lástima, de verdad...

Y ahora estoy aquí, disfrutando de las últimas horas con mi pequeño que ya, sí que sí, me abandona de nuevo. Jolines, lo voy a echar más de menos....