miércoles, 30 de julio de 2008

¡Guate, aquí hay tomate!

Tomate, fresa, mango, aguacate, papaya, fajitas, burritos y muchas cosas más.

Hemos vuelto encantados. Guatemala es un lugar precioso, un país espectacular. Como todos los países de esta zona (al menos, los que yo he podido ver), lo que más me impresiona es la luz y los colores. Como en todo país de largos conflictos sufridos, como no, por el pueblo llano, sorprende también ver las miradas llenas de fuerza y de significado y las sonrisas enormes, inexplicables, que guardan en el fondo un poso de amargura enorme.



Así que, maravillados por los lugares que hemos visitado, pero tristes por cosas que desconocíamos y ahora hemos escuchado o visto de primera mano, hemos pasado unos días en este país centroamericano, donde hacía más frío -en todos los sentidos- del que yo esperaba.

Aprovechádome de mi condición de becaria con compañeros diseminados por el globo, hemos parasitado la casa de Juan, pues bien es sabido que el sueldo de precario no da para hoteles de lujo y un ahorrillo nunca viene mal.


Como era de esperar, nos ha tratado estupendamente y nos ha puesto al día de todo: dónde ir, dónde no (por la cuenta que te trae), albergues, lugares que visitar, cuánto pagar, alquilar un carro, etc.

Además, nos ha resumido en pocos minutos la historia de un país con un 40% de población indígena, con una cultura y folklore muy especiales que atrapan al turista.



Hemos conocido que esta comunidad, que es precisamente la que da su identidad al país, la que se usa como "reclamo turístico", es la que ha sufrido en carnes una Guerra Civil (por llamarlo de alguna forma) de métodos represivos especialmente crueles, un genocidio de manual. Y esto remontándonos a solo unos años atras y obviando lo sufrido durante la colonización española y un poquito después. El resultado: una población sometida, convencida de que las cosas son como son por desiginio del Altísimo y de que sólo por sus deseos un día cambiará, una Policía corrupta y una clase alta muy poderosa, armas de fuego como norma, violencia generalizada, un Gobierno que, aunque quisiera, no podría dar grandes pasos y, en palabras de nuestro anfitrión, el pensamiento generalizado de que "la vida no tiene demasiado valor".

Nosotros hemos sido turistas como otro cualquiera. Hemos tratado de alejarnos de los lugares conflictivos y nos hemos movido sólo por donde "se debe". Hemos visitado parajes espectaculares y además nos lo hemos pasado muy bien. Hemos comido estupendamente, hemos comprado cantidad de recuerdos y artesanías y hemos hecho unas mil fotos.



Y es así. Siempre digo a la gente que viene a Cuba y se indigna con la situación (que no es ni comparable, desde mi punto de vista, con lo que se vive en Guatemala), que un turista no puede venir a cambiar toda la historia de un país poniéndose la capa de Superman y liando la marimorena, que las cosas son mucho más complicadas de lo que parecen, que incluso a veces es la propia población la que no quiere luchar por cambiar las cosas, o que a lo mejor las cosas son distintas de lo que uno se figura en unos días de visita. Sin embargo, miro las fotos que hemos traído, todas preciosas, y no puedo evitar que imágenes y palabras que he vivido estos días me vengan a la cabeza y me hagan sentirme un poco mezquina por haber pasado unos días estupendos.

Así que, antes de enseñaros las fotos estupendas con sonrisas de estupendos turistas, dejo la polémica al aire, así es como yo lo veo. Se admiten sugerencias ...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pfff, es un debate complicado, no cabe en un post...

Yo también me sentí mezquina en Bolivia, aguanté y al final exploté porque me daba todo muchísima rabia...Lo peor es el sentimiento de impotencia, porque como tú dices, no podemos ponernos la capa de superman y hacer en 30 días que la situación de siglos mejore de repente. Pero creo que sí aportamos algo, por lo menos lo contamos y remover conciencias hoy en día ya es todo un logro!

Muchos besos corazón valiente!!!


Tali